en los designios astutos
del vapor se peregrina
sin sombra…
se peregrina haciendo piel con piel
hasta perderse en la tranquilidad
de lo inefable
la esencia de la ducha y su ritmo
alejándonos de todo a la canción
de la nada que nos inunda en el
momento en que comenzamos
a morir reviviéndonos en las orillas
de cada roce lascivo latiendo nuestros
cuerpos, moldeándonos en uno solo
resbalando entre temblores y correntada
de placer donde la bruma nos cubre como
único testigo del descontrolado paisaje que
lejos de calmarse continuará en el flan desierto
de nuestra cama, hasta que la densa brea nos
venza y juntos hundirnos hasta morir
entre tempestades internas
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