los vigilantes de la noche le cantan
a la oscuridad sin perder el ritmo
festejando la existencia al fresco viento
moderado aliviando la calurosa primavera
de medianoche que se muestra limpia y negra
observándome con sus incontables miradas
ofreciéndome una calma armonía que me
contagia de quietud a un solo pensamiento, nada
sin otra música que el silbido de los árboles
despeinándose al agitado pero moderado
ambiente que también limpia bajo la intemperie
la energía que viste mi cuerpo rodeado de la
miniatura opera incansable…
cierro los ojos, me voy…. escapo a lo simple…
muero, me vuelvo invisible…
sin dejar de ser parte de la existencia
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