en el tiempo en que me digo casi sin
rostro palabras enmudecidas, en el
templo se repite cuando los pulpos
hablan ocupando el vacío tiñendo
a la imaginación cubierta de mil cenizas
frente al cuerpo abierto vestido de gris
como nave infernal de astro viajero, a
simple peatón mortal sin oxígeno en
cada vivencia, la delgada linterna se
consume entre amargos y espejos
oscuros
la vida, la luz, la oscuridad, la muerte se
fusionan cambiando de piel transformando
el camino donde el equilibrio no tiene punto
medio ni extremos, se proyecta y replica
sin dirección, sin perder, sin ganar..
sin nulidad
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Deja aquí tu comentario