único animal caminando dueño de la dormida
calle, perdido entre las delgadas figuras que se
mueven perezosas sin perder su lugar sincronizando
los vuelos peinados a un mismo sentido, jugando
con las falsas luces en baile lento de sombras
reflejadas en el suelo simulando demonios festejando
la hora cementerio
el frío baja sin clemencia en una noche gris
arrugada ocultando la oscuridad que se aleja
enmudecida sobre el paisaje apagado
a paso de elefante, entre bullicios pensamientos,
la filosa helada daga golpea y punza mi cuerpo
hasta que me hace sentir vivo
en las puertas del mausoleo, el eco de las llaves
libera el regreso a mis muertes
como sobreviviente de mí mismo
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