mil hechizos cristales descubren
mi escondite donde los ecos se
convierten en bullicio de mí mismo
tan lejos del infinito, tan cerca de mis
aladas muertes entre plumas que caen
en esa porción mitad donde la gran luz
no tiene potestad
naciendo en el ciego vacío,
levitando en esos momentos
que me debo para vivirla
corriendo entre senderos
mágicos de encuentros
donde la vuelta culmina
sin oponerme a su fuerza,
me rindo a su oscura belleza y encanto
Mi vuelo negro como pájaro nocturno
redundante…
siempre como sombra de sus noches
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