sin ver lo que vendrá, te siento Diosa,
en cada respiro gemido
bajo la hora
duelo curso casi a fricción
mis demonios a oídos sordos en
levedad truenan a sigilo, poseídos
por tus mil orgasmos en vuelo negro
esmaltando Tu bosque viviente
navegándonos entre gotas, charcos espejos
de la nada brillan hasta perderse en un océano
completo replicando a nuestros cuerpos
muerte a muerte nos convertimos en dueños
luto Universo rindiéndonos en umbral aliento
de cielo descanso
sed risas sellos.. caricias piel olvido
mortal silencio
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