cielos apagados, infiernos cristalizados
entre mundos de paisajes,
cuando los colores mueren,
mis ojos errantes intentan descubrir
a la oscura dama de noche
y su vivo azabache cabello
entre endrinos pensamientos
la energía es un caos
cortándome en dos
cuando se presencia desnuda
me abraza en cada uno de sus
calientes movimientos
el cielo se abre
el infierno despierta
suave tormenta vaciando sensaciones,
hasta que lo terrenal se convierte en divino
inundándome de su pasión
perdido en la bodega de sus deseos,
perdido en su oscuridad
imposible no verla,
imposible no sentirla
la historia se vive,
sin escribirla por completo
cuando Ella es mi único color
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